Inversión en venture capital en febrero y marzo de este año más que triplica lo aportado en igual período de 2019
Una inversión promedio mensual de 124 mil UF arrojó la industria de venture capital entre febrero y marzo de 2020, superando en 3,6 veces el aporte promedio realizado en los mismos meses del año anterior. Las cifras recogidas por la Asociación Chilena de Administradoras de Fondos de Inversión, Acafi, corresponden al universo de fondos apoyados por Corfo y se refieren a inversiones en 21 empresas u operaciones de fondos. En tanto, en igual tramo de febrero y marzo de 2019 solo llegó a una inversión de 34 mil UF promedio en 15 operaciones sobre los fondos con aporte estatal.
‘Los números representan un esfuerzo de años en la industria, que ha permitido que contemos con fondos de inversión activos, y que estos fondos hayan mantenido su ritmo de inversión en el país a pesar de las dificultades tanto del clima social como de la pandemia del covid-19’, explica Cristóbal Silva, presidente de la Comisión de Venture Capital y Private Equity de Acafi y managing partner de Fen Capital.
Según los miembros de Acafi, después del estallido social de octubre pasado comenzó a haber un mayor interés por parte de los inversionistas por conocer la manera en que se estaba invirtiendo en la industria. Asimismo, aumentó también el interés por saber si las empresas donde estaban poniendo su dinero cumplían con los requisitos necesarios y adecuados para los trabajadores.
El desembolso del capital de riesgo analizado se concentra en los fondos de financiamiento temprano, con cuatro operaciones durante el mes de febrero por $1.138 millones y siete operaciones en marzo de 2020, que llegaron a un monto de $1.704 millones, representando así un 40% de los totales mensuales (ver infografía).
Para los socios de Acafi, esto se debe a que existen actores públicos y privados apostando por este tipo de iniciativas, lo que lleva a que surjan nuevos emprendedores y startups. ‘Apoyar proyectos en etapas tempranas significa jugárselas por un negocio innovador que tiene una alta probabilidad de fracasar, pero también tiene el gran potencial de cambiar una industria y mejorar nuestras vidas’, señala María José Montero, socia y gerenta del fondo de inversión social FIS Ameris y presidenta del Comité de Sustentabilidad de Acafi.
Con el ecosistema más consolidado y una cultura emprendedora ya instalada en el país, la próxima tarea, acorde a los expertos, es fortalecer el financiamiento que les permitiría a esas startups en etapa temprana poder crecer y escalar, accediendo a mayores rondas de capital. Según Gonzalo Miranda, fundador y gerente general de Austral Capital, ‘el desafío para todos esos emprendedores chilenos es pasar a la siguiente etapa, donde dejan de ser incipientes y adquieren la escala y alcance que les permita liderar sus industrias’.
Financiamiento en medio de la pandemia
Acorde a los expertos, la crisis generada por el coronavirus también puede traer oportunidades para los emprendedores, especialmente en áreas como la telemedicina, el trabajo remoto, la asistencia a personas de la tercera edad, etc. Esto, sin dejar de advertir la potencial contracción económica que podría causar la pandemia en Chile y el mundo. ‘Nuestra principal preocupación es apoyar todas las iniciativas del Gobierno, en términos de generar colaboración para apoyar todos los emprendimientos y empresas en las cuales se ha invertido’, dice José Antonio Jiménez, vicepresidente de Acafi y socio fundador de Activa SpA.
Es en estos momentos, aseguran, donde la adaptación rápida y la capacidad para actuar en conjunto cuentan. Para María José Montero, la necesidad es actuar sistémicamente: ‘El rol que pueda tener el Estado, por su esencia, y el apoyo que podamos brindarles los privados y la sociedad civil es crucial. Una crisis global requiere una respuesta colaborativa’, afirma. Según ella, esta pandemia deja en evidencia nuestra interconexión e interdependencia global. ‘Tal vez sea lo que nos trajo a esto, pero también lo que nos permitirá salir’, dice Montero.
Los expertos coinciden, además, en que no solo los emprendedores podrán identificar oportunidades y salir favorecidos, sino también la sociedad puede ganar un bien mayor. El desafío está en que esos cambios y transformaciones incluyan a la mayor cantidad de chilenos. Acorde a Gonzalo Miranda, esto se traduce en hechos como ‘que el profesor de una escuela municipal pueda capacitarse en herramientas tecnológicas para enseñar mejor a sus alumnos; que la ausencia de médicos especialistas en regiones pueda suplirse, al menos temporalmente, con telemedicina; que la precariedad de la tercera edad pueda mejorarse mediante herramientas y servicios que mejoren la calidad de vida de nuestros abuelos o que la información que generamos día a día pueda servir para mejorar las políticas públicas en diversos ámbitos’.